Rigor a la carta

Los afectados por la urbanización Aigua Blanca IV denunciamos que sufrimos un trato muy desigual frente al demostrado en la ventajosa permuta encubierta de la Font Salà de Oliva.

La aplicación de "la legalidad" ha sido extremadamente laxa a la hora de permutar metro por metro unos terrenos sin aprovechamiento urbanístico por otros de carácter edificable, mientras que para resolver el problema de nuestra urbanización que lleva más de 5 años en obras todo son trabas y amenazas de “ilegalidad” por parte de los socialistas de Oliva.

En el mencionado convenio, gestado durante la legislatura anterior y sometido a votación en el pleno de noviembre, se pretendía realizar un opaco intercambio de terrenos entre unos particulares y el ayuntamiento de Oliva. Opaco, precisamente, por la “ligereza” de informes e información que lo acompañaban. Una muestra evidente de ello es la ausencia de algo tan básico y preceptivo como es la tasación de los terrenos a permutar.

En el mencionado intercambio, los propietarios de la parcela de la Font Salà cederían sus terrenos al ente local, a cambio de que éste cediera la misma cantidad de metros de propiedad municipal en otro enclave.

El problema es que la parcela de la Font Salà forma parte del PORN de la Marjal Pego-Oliva y está constituida por unos terrenos sin aprovechamiento urbanístico, mientras que los terrenos municipales que a cambio cede el ayuntamiento tienen carácter edificable en el PAI del Camí al Mar.

A estas ventajosas condiciones de la permuta todavía habría que añadir otros tratos de favor, como el hecho de que el ayuntamiento corra con los gastos e impuestos de la operación (como la plusvalía, con la que se reconoce implícitamente que lo que ofrece el ayuntamiento tiene bastante más valor que lo que obtiene a cambio).

Pues bien, esta cuestionable permuta encubierta ha sido tramitada con un exiguo informe técnico que no incide en los aspectos más relevantes, tales como la tasación de ambos terrenos (preceptiva, según la ley urbanística valenciana).

En apenas 2 líneas se ventila este espinoso asunto con la excusa que obedece “al interés general”. Y sin la más mínima tasación de los terrenos, ni interna ni externa.

A los propietarios afectados por la urbanización Aigua Blanca IV nos parece una burla este desmesurado agravio comparativo. Mientras que en nuestro caso, cada decisión tenía que estar justificada por un sinfín de informes, y todo debía ajustarse a la más estricta legalidad (estricta en la acepción de “embudo”: la parte ancha para la administración, la estrecha para los ciudadanos), este convenio urbanístico ha sido ventilado con sorprendente laxitud por parte de la administración local.

Por ello denunciamos un trato discriminatorio hacia nuestros intereses y problemas, dada la enorme diferencia de rigor a la hora de aplicar la ley y pedir informes.

Es más, en numerosas ocasiones se ha argumentado por parte de los representantes del partido socialista que las pretensiones de los propietarios en referencia a la solución al problema de la urbanización podría generar “un precedente peligroso”; como si nosotros pidiésemos algo más que lo estrictamente justo.

En cambio, nada dicen ahora los socialistas (impulsores y promotores de esta permuta encubierta) respecto de “peligrosos precedentes”. Y ello, cuando la permuta que ellos han votado (y tramitaron en la anterior legislatura) sí que sienta un peligroso precedente, pues si todos los propietarios de la Font Salà o lugares semejantes pidiesen una permuta en las mismas condiciones, el consistorio no tendría suficiente suelo municipal para poder realizarlas, ni liquidez suficiente para correr con tantos gastos.

Esta permuta ya estuvo a punto de llevarse a pleno en la legislatura anterior, pero la prudencia se lo desaconsejó al entonces alcalde, Salvador Fuster, quedando en “standby”.

Han esperado a la inexperiencia de Joan Pi para que fuera él quien lo llevara a pleno y lo rubricara con su firma, asumiendo así la responsabilidad de una operación bastante cuestionable. A día de hoy parece que esta ventajosa permuta encubierta todavía no está firmada. Y, quién sabe... ¿tendrá esto algo qué ver con la reciente dimisión del hasta ahora concejal delegado de urbanismo, el sr. Pi?